Cómo ser un buen líder para los empleados
Cuando Ulises, el guerrero griego, estaba luchando en la Guerra de Troya, confió el cuidado de su hijo, a su gran amigo Mentor – consejero y guardián de la familia real.
Desde entonces la palabra ha tomado el significado de consejero de confianza con experiencia.
La orientación es un arte: el arte de transmitir conocimiento. Es la forma en la que un individuo aprende de alguien mayor y con más conocimientos, que ya ha navegado las mismas aguas y tiene experiencia en hacer frente a los retos que puedan aparecer.
Todo el mundo puede ser un buen líder, en la medida en la que tenga experiencia que transmitir así como la habilidad, el tiempo y la dedicación para hacerlo. Un líder de verdad es una persona excepcional y extremadamente valiosa.
Signos de un buen líder
La primera consideración importante a la hora de convertirse en líder es que esto significa la formación de una relación y no el simple hecho de traspasar una función. En otras palabras, es un compromiso a largo plazo.
Por supuesto, es posible formarse para llegar a ser un buen líder pero sólo si ya posee habilidades interpersonales vitales que puedan ser desarrolladas más aún. Estas incluyen:
- Un interés en ayudar a otros a que tengan éxito – incluso si en algún momento llegaran a tomar la delantera a sus logros.
- Conocimiento – ser genial en su trabajo y saber de lo que habla.
- Compromiso – tener un interés genuino en los otros, el deseo de formar una relación y sentir y demostrar preocupación.
- Confianza – la capacidad de mantener las cosas entre ustedes.
- Accesibilidad – no ser una persona intimidadora, sino permisible y afectuosa.
- Sinceridad – es decir, la capacidad de proporcionar respuestas directas.
- Escuchar de forma activa y preguntar – como corregir con ejemplos, reflejar problemas pasados, comprobar si se entiende lo dicho, minimizar las suposiciones, y no interrumpir.
- Empatía – comprender y reconocer la experiencia de otros sin sentir la necesidad de añadir anécdotas propias.
- Neutralidad – no se precipite con culpas sino busque soluciones objetivas a problemas o errores.
- Guíe, pero no resuelva – la capacidad para mantenerse al margen, proporcionar consejos sutiles pero permitir que los otros tomen sus propias decisiones, cometan sus fallos y consigan sus éxitos.
Equilibrar las cosas
Es la cualidad final que quizás sea definitiva de un modo más claro de su capacidad como líder. El equilibrio entre ayudar y sobre-ayudar es un equilibrio delicado, que debe ser comprendido de forma instintiva y no enseñado en clase.
Cuando su protegido le llegue con un problema, y usted haya visto la respuesta con claridad, es tentador resolverlo. Pero entonces no se está comportando como un líder. Si lo resuelve en vez de su protegido, reducirá su capacidad de hacerlo por sí mismo. Las personas aprenden mejor al enfrentarse a nuevos retos, y con ellos, desarrollan nuevas habilidades para resolver retos futuros.
Los secretos para ser un mentor con éxito
- Es una asociación – No le gustarán todos sus protegidos. Y usted no le gustará a todos los protegidos. Intente elegir personas con una formación, experiencia y personalidad compatible. Si después de dos o tres reuniones no se ha creado un lazo, busque otro.
- Definir objetivos – Evite sugerirlos usted mismo, ayude a su protegido a definir sus propios objetivos. Su trabajo es asegurarse de que estos son tangibles y alcanzables.
- Establecer directrices – Acuerden la frecuencia de sus reuniones y qué cantidad de comunicaciones por e-mail y por teléfono funcionará mejor para ambos.
- Comunicación – Esto significa que ambos deben escuchar y hablar. Establezca las áreas de potencial y debilidad de su protegido por medio de preguntas y escuche activamente.
- Comparta, no enseñe – usted no es ni un jefe ni un profesor. Su papel es poner a la disposición de su protegido la experiencia obtenida en su vida laboral para que éste pueda aprender de ella. No piense que siempre debe proporcionar respuestas. A veces lo mejor es mutua exploración.
- Haga un seguimiento del progreso. Es la mejor manera de mostrar a su protegido lo lejos que ha llegado.
No cabe duda que la orientación es una herramienta poderosa y rentable. En buenas manos, la orientación puede mejorar la contratación y las tasas de retención, contribuye a conseguir sucesiones ininterrumpidas, y empuja la productividad por medio de un aumento en el compromiso y en la satisfacción laboral.
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